Huir está de moda
Llevo un rato leyendo bitácoras de gente, y es curioso como tengo la sensación de intentar huir a cada momento de escribir lo mismo que el resto de la blogosfera, de contar cosas diferentes, y mientras intento hacer eso, lo único que hago es escribir lo mismo, de la misma manera.
Es como si la juventud o la gente fuese una gran masa, una masa de la que todos intentamos huir, para diferenciarnos y ser únicos. El problema está en que todos huimos hacia la misma direccion, y lo único que hacemos es mover esa masa.
...y es que todos huimos para ser diferentes, pero no nos damos cuenta de que al húir solo nos acercamos al resto.
La escalera
A veces pienso que la felicidad no es un estado al que queramos llegar todos y cada uno de nosotros, sino el estado más inestable en el que podemos estar, y del que necesariamente como raza nos empeñamos en aborrecer.
Pensadlo.
Quien es famoso, lo único que desea es pasar inadvertido entre la gente; quien es un don nadie, pactaría con el diablo por conseguir la fama tan deseada.
Quien vive en un chalet, no para de quejarse de subir y bajar escaleras, en cambio, quien vive en un apartamento con todo a mano, se reprime en sus sueños basados en amplios salones y habitaciones alejadas de la entrada de su casa.
Quien tiene dos, quiere tres. Quien tiene diez quiere doce. Quien tiene infitito, le falta el uno en su vida.
Me da pena pensar que no importa lo que se escriba, se piense, o se diga, porque siempre, las personas miramos a aquellos que estan más altos en la escalera de la vida, pero casi nunca miramos la gente que esta en los peldaños más bajos, quienes al mirar más arriba nos ven a nosotros.
Es triste, pero empiezo a pensar que es una gran verdad, que nos empeñamos en ver más allá de la escalera la felicidad, pero no nos damos cuenta de que la estamos pisando.
La escalera es infinita, y no se acaba al llegar a lo alto, sino que llegas a lo alto cuando cuando eres feliz sin querer ver el final.
Hoy tocaba una de filosofía.